Curiosidades e Historia de Gilena.
La Atarjea:
La Atarjea —o “La Tajea”, como afectuosamente se le conoce entre los Gilenenses, constituye mucho más que una simple infraestructura hidráulica: Es un símbolo arraigado en la identidad del paraje de La Casería y, por extensión, en la memoria colectiva de Gilena.
Su nombre, de origen árabe, deriva de at-tagriya, que significa “hacer correr el agua”, una definición que captura la esencia de esta obra histórica. Construida originalmente en época andalusí, La Atarjea fue restaurada en la primera mitad del siglo XX sobre restos aún más antiguos, y sirvió para canalizar las aguas procedentes del manantial del Ojo de Gilena, y así, con su fuerza hidráulica girar las muelas del molino harinero de La Casería.
No obstante, este legado está hoy amenazado por un preocupante deterioro. El paso del tiempo, unido a la desidia institucional, ha propiciado un estado de abandono que resulta alarmante. En el tramo final, la presencia de un higuerón silvestre, cuyo crecimiento no ha sido contenido, ha empezado a fracturar la estructura, debilitando una obra que debería haber sido reparada hace más de una década. El fondo del cubo (pozo donde se encuentra el rodezno, o palas de la rueda hidráulica), completamente obstruido, impide el flujo natural del agua, y la restauración incompleta de la pared sur del canal refleja una falta de rigor y compromiso.
Esta situación evidencia no solo una deficiente intervención, sino una dolorosa falta de sensibilidad hacia el patrimonio histórico del municipio. La Atarjea no es una ruina olvidada: es un testimonio vivo del ingenio ancestral, una muestra del aprovechamiento sostenible del agua y un recurso cultural de enorme valor.
La conservación de La Atarjea no es una cuestión de estética o romanticismo, sino de dignidad patrimonial y de respeto a la historia compartida.
Gilena merece que su legado sea preservado con el mismo esmero con el que fue construido.
Gilena, Junio de 2025.
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